Menú con trampa y cartón, restaurante caza-turistas
Restaurante Central
Rúa da Raíña, 15
15704 Santiago de Compostela (A Coruña)
Tf. 981 583664
Valoración: 2,5/5
Puntos fuertes: Buena ubicación cerca de la catedral/Bonita decoración y ambiente agradable/Carta interesante
Puntos débiles: Servicio muy soso en el trato/Menús de calidad engañosa y para cazar a turistas incautos
Valoración Tripadvisor: 3/5 (43 opiniones), Central Restaurante Tripadvisor
Galería de imágenes:Galería Central Restaurante
Me encontraba de vacaciones de Semana Santa recorriendo Galicia, y una de las visitas obligadas es Santiago de Compostela. Como suele pasar en muchas ciudades con una fuerte demanda turística, la oferta restauradora puede depararte gratas o muy desagradables sorpresas.
Ya me habían prevenido acerca de la irregular oferta gastronómica de Santiago, y que se trataba de una especie de montaña rusa; puedes pasar de la excelencia a la mediocridad con mucha facilidad si no seleccionabas el lugar idóneo. En esta ocasión, o nos equivocamos de lugar o de elegimos la peor opción a la hora de elegir menú/carta.
Después de visitar la celebérrima y bella catedral compostelana, nos llegó la hora de la comida y encontramos este restaurante muy cerca de la plaza de Obradoiro y daba buenas sensaciones viéndolo desde la calle. Es un restaurante bastante conocido en la zona del casco antiguo, tiene entrada por 2 calles; cosa que les resulta muy útil para poder pescar clientes por todos lados. En una de las entradas tienen un aparador con carnes/pescado a la vista, sirve de cebo para los turistas. No he comido de carta en este restaurante, pero considerando como tratan el tema de los menús, recomiendo pedir a la carta para evitar sorpresas no deseadas.
El local está bien decorado y es bastante amplio, con una parte de ambientación clásica y otra más moderna; no es un sitio muy ruidoso. El servicio bastante soso y parco en palabras, manifiestamente mejorable en cuanto a modales se refiere.
La carta tampoco es para lanzar fuegos artificiales, clásica y sin grandes sorpresas:
Ya me habían prevenido acerca de la irregular oferta gastronómica de Santiago, y que se trataba de una especie de montaña rusa; puedes pasar de la excelencia a la mediocridad con mucha facilidad si no seleccionabas el lugar idóneo. En esta ocasión, o nos equivocamos de lugar o de elegimos la peor opción a la hora de elegir menú/carta.
Después de visitar la celebérrima y bella catedral compostelana, nos llegó la hora de la comida y encontramos este restaurante muy cerca de la plaza de Obradoiro y daba buenas sensaciones viéndolo desde la calle. Es un restaurante bastante conocido en la zona del casco antiguo, tiene entrada por 2 calles; cosa que les resulta muy útil para poder pescar clientes por todos lados. En una de las entradas tienen un aparador con carnes/pescado a la vista, sirve de cebo para los turistas. No he comido de carta en este restaurante, pero considerando como tratan el tema de los menús, recomiendo pedir a la carta para evitar sorpresas no deseadas.
El local está bien decorado y es bastante amplio, con una parte de ambientación clásica y otra más moderna; no es un sitio muy ruidoso. El servicio bastante soso y parco en palabras, manifiestamente mejorable en cuanto a modales se refiere.
La carta tampoco es para lanzar fuegos artificiales, clásica y sin grandes sorpresas:
Como podéis ver, la creatividad no tiene cabida en este restaurante. Platos muy simples con elaboraciones sencillas y sin aspavientos.
Teniendo una oferta tan tradicional y simple, la clave es ofrece materia prima de muy buena calidad. Esto se puede apreciar comiendo a la carta. El menú que nos sirvieron no destacaba precisamente por la calidad suprema de su contenido.
Al margen de la carta, tienen 2 menús diarios de 10,50 y 14,50 euros. Éramos 5 personas y después de revisar ambos menús, mi primera intención era pedir a la carta y muy probablemente una arroz de bogavante para 2 personas. Todo quedó en agua de borrajas y por mayoría casi absoluta se decidió elegir el menú de 14,50 euros, craso error cuyos efectos no sufrí completamente ya que escogí otros platos diferentes al resto de comensales.
Estos son los platos que nos sirvieron:
El pan sí que estaba bueno bueno.
VIEIRA GRATINADA AL HORNO. Preparada de manera insulsa, con una salsa de acompañamiento que no aportaba nada. Plato aceptable sin más que decir y sólo para matar el hambre.
REVUELTO CON GAMBAS Y SETAS. Lo probé y estaba muy soso. El huevo muy poco hecho para mi gusto.
PULPO A FEIRA. Lo único que puedo salvar de la quema. Bien cocido tanto el pulpo como las patatas. La ración no era para lanzar cohetes.
PAELLA DE MARISCO. Yo no la pedí, pero en cuanto vi el color que tenía, me pude dar cuenta del timo que representaba. Un color amarillento insano y lo peor resultó probarla, el grano estaba muy poco hecho y parecía un mal arroz tres delicias. Horrible e impresentable.
De postre tenían nada de nada (tarta de Santiago, helado, fruta y alguna chuminada más). Como mal menor, decidí elegir la tarta de Santiago. Muy farragosa y seca.
En definitiva, mala elección de restaurante y peor elección del menú. Quizá se coma bien a la carta, pero no me arriesgaré a averiguarlo.
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